INDUSTRIA ELEVA SU APUESTA POR LA EE Y SISTEMAS DE GESTIÓN DE ENERGÍA
30/04/24

De la mano de la Eficiencia Energética, la implementación de SGE y ERNC, las fuentes productivas de mayor tamaño buscan moderar el uso intensivo de este insumo clave y bajar su huella de carbono.

El 10% de las grandes empresas consumen el 60% de la energía eléctrica generada en el país, según antecedentes del Ministerio de Energía. Un dato que impacta, sorprende y que da cuenta de lo concentrado que está el uso de este insumo, “en pocas manos” a nivel nacional.

Por ejemplo, considerando que la minería es la principal actividad productiva de Chile, solo la industria del cobre tuvo en 2022 un consumo total de energía de 185.995 TJ, “lo que representa alrededor del 15% del total del país. De este total, 97.696 TJ fueron de energía eléctrica”, revela un reporte de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco).

Más allá de estas cifras, el gerente de Estudios del Consejo Minero, José Tomás Morel, valora el esfuerzo del sector por obtener esta energía de fuentes renovables, alcanzando el 68% del abastecimiento total y el 100% en algunas faenas puntuales. Sin embargo, expone que “el éxito en el uso de energías renovables ha sido opacado por los altos costos de suministro eléctrico, debido principalmente al aumento en los costos regulatorios. En 2021, la minería chilena pagó una energía 40% más cara que el promedio de los principales países productores y nada indica que esta situación haya mejorada en años más recientes”.

En un análisis más global, Katherina Pérez, subgerente comercial de Roda Energía by Abastible, afirma que existe una relación entre el desarrollo del país y el incremento en el consumo energético, por lo que “el desafío está puesto en lograr desacoplar ambas curvas de crecimiento para que la de la energía pueda estabilizarse en el tiempo. Los Sistemas de Gestión de Energía (SGE) y la Eficiencia Energética (EE) son herramientas que contribuyen a que avancemos en esta línea para tener una industria con alta productividad, pero con indicadores de intensidad energética a la baja. Además, hay que tener en cuenta que en las metas de carbono neutralidad en el sector energía se espera que un 14% esté asociada a la electrificación en la industria y minería. De ese total, un 3% es electrificación de procesos térmicos, por lo que se apunta a incrementar los consumos eléctricos, pero bajo diseño y estándares de alta eficiencia”, acota.

El gerente Energía Grandes Consumidores de Colbún, Pablo Bustos, aporta otra visión respecto al tema: “El consumo de energía eléctrica ha ido en aumento en el sector industrial debido, por una parte, a la reactivación económica post pandemia y también por iniciativas de electrificación de procesos o desalinización. Lo anterior, no solo está ligado al aumento del consumo de energía, sino también al alza de la productividad y a la mejora del desempeño energético que buscan los SGE. Estos últimos se han masificado a nivel nacional gracias a la Ley de Eficiencia Energética, que los establece como una obligación para los grandes consumidores del país para que mejoren su desempeño energético, lo que equivale a consumir menos energía por las mismas (o más) unidades de producto o servicio”.

Gestión integral

Ahondando en los beneficios de la EE y los SGE en las empresas, Pérez pone de relieve que la primera herramienta “nos invita a hacer una gestión integral de nuestras operaciones, por lo que, junto con la reducción de consumos, es habitual que también incremente la productividad. Y los SGE apuntan a gestionar, por medio de datos cuantitativos, las operaciones, monitoreando indicadores y líneas base que nos permiten saber cómo se está comportando el consumo y cuáles son los resultados concretos de la gestión que estamos realizando. Esto último es relevante, ya que hemos evidenciado ahorros energéticos de un 15% o 20% posterior a la implementación de un proyecto de recambio de tecnología y control operacional”.

Bustos entrega más datos: “La eficiencia energética no debe ser vista solo como un simple costo para las empresas, sino como una inversión. Al mejorar el desempeño energético de sus procesos, la organización se vuelve más competitiva, ya que disminuye su costo energético unitario. En promedio se logran mejoras del desempeño energético de un 4.5% en el primer ciclo de operación de un SGE, de acuerdo con la Agencia Sostenibilidad Energética, pero en nuestra experiencia hemos visto mejoras de hasta un 7% en esa primera etapa de operación”.

Con relación al sector minero, Morel resalta que esta industria “ha sido pionera en la implementación de sistemas de gestión de energía, incluso antes de la Ley de Eficiencia Energética que reguló la materia. Hoy, las compañías mineras están próximas a cumplir la primera ronda de reportabilidad a la autoridad, lo que permitirá hacer un mejor seguimiento, con metodologías estandarizadas, de los avances en materia de EE”.

Cultura y compromiso

¿Cómo las industrias pueden seguir mejorando la eficiencia en el consumo eléctrico? Para la ejecutiva de Roda Energía, “las empresas conocen cuáles son los equipos más eficientes o qué cambios operacionales podrían hacer. Además, muchas de ellas cuentan con profesionales muy capacitados para desarrollar proyectos de EE y de SGE, por lo que los mayores desafíos y espacios de mejora se encuentran a nivel de cultura organizacional. Se requiere de un compromiso transversal y una disponibilidad del personal para dedicar el tiempo necesario a estos temas”.

Agrega que en Roda, justamente, apoyan a la industria para que asuma este compromiso realizando la sensibilización de sus distintos niveles organizacionales, “desarrollando las herramientas que permitan demostrar los resultados y ahorros de la gestión que se realiza. Y también facilitando la implementación de un SGE que responda adecuadamente a la dinámica propia de cada empresa para reducir la sobrecarga de actividades. Hacemos posible que se logre una gestión sostenida y consistente en el tiempo en materia energética”, especifica.

Pablo Bustos, por su parte, manifiesta que, “por definición, un SGE busca la mejora continua y permanente del desempeño energético, sin embargo, en la práctica no es posible llegar a cero unidades de energía por producto. Por eso, se deben definir metas realistas para cada SGE, las cuales se encuentran supeditadas a las definidas por el Plan Nacional de Eficiencia Energética, el cual actualmente tiene como metas reducir la intensidad energética en un 4,5% al año 2026, en 13% al 2030 y en 30% al año 2050 respecto a 2019”.

Y en la misma de lo expresado por Pérez, el experto de Colbún señala que “si bien una mejora del 25% del desempeño energético es desafiante, es completamente razonable a largo placo. Esto, siempre y cuando exista una cultura y compromiso con la eficiencia energética en toda la organización. Al respecto, Colbún ha asesorado a más de 50 clientes en el diseño e implementación de sus SGE y ha desarrollado un servicio de operación y mantenimiento cuyo obetivo es asegurar el cumplimiento de las metas anuales de cada cliente y, por ende, la mejora de su desempeño energético”.

Reportaje publicado en Revista Electricidad

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